En la última semana hemos conocido la composición del nuevo Gabinete de Gobierno y se han llenado líneas en prensa y horas en televisión y radio con explicaciones sobre el reparto entre los dos partidos que entran a formar parte del ejecutivo y el bagaje o falta de bagaje por parte de algunos de los nuevos ministros y ministras en la función asignada.
Sus puestos son de gestores de equipos de trabajo y cuanto más sepan del área que les ocupa, es evidente que mejores decisiones tomarán y esto resultará en el efecto que los ministerios tendrán en la sociedad.
Mientras veíamos como Argentina ha votado por la autodestrucción y el gobierno de Milei intentará crear una estructura de gobierno destinada a destruir y desmantelar toda estructura publica en el país, privatizando y dolarizando su economía…algo para lo que no se necesita tirar de especialistas ni de técnicos y con la banda de ultra liberales a su cargo se bastarán para causar una catástrofe que estarán pagando durante décadas.
La futbolización de la política es lo que tiene.
Cuando le das al poder a los ultras y los hooligans no puedes esperar que se logre nada más que caos, odio, caza del que piensa lo contrario y una táctica de dejar tras de sí tierra quemada, destruyendo absolutamente todo lo que pueda ser de utilidad a futuros gobiernos en Argentina.
Se ha votado a una opción destructora gracias entre otras cosas, a la falta de opciones inspiradoras y que demostraran capacidad de cambio.
Presentar a quien ha estado a cargo de la economía, con todo lo que está sucediendo en este país con una inflación fuera de control y una economía que va a la quiebra nunca fue una opción inteligente y puso en bandeja el gobierno al loco de la motosierra.
Probablemente suene mal decirlo, pero estos gobiernos de extrema derecha, cuando suceden a miles de kilómetros y no nos afectan directamente, pueden quizás ser tomados como otra dosis de vacuna, que quizás contribuya a tener más claro lo que estos partidos políticos de extrema derecha populista y vacíos de programas político, más allá de la demonización de lo público y la promesa de cargarse todo el sistema, suponen cuando llegan a tomar poder.
La versión de Milei promete ser una versión pasada de vueltas de los Trumps, Orbans, Bolsonaros y Farages que hemos sufrido en la política europea y americana de los últimos años.
Países Bajos ha elegido a otro ultraderechista y quizás esta oleada reaccionaria siga ayudando a mantener a sus partidos hermanos en España lejos de lograr entrar en futuros gobiernos patrios.
Las comunidades autónomas donde han entrado en el gobierno, como la de Castilla y Leon con un vicepresidente como García Gallardo liderando manifestaciones con gritos fascistas, ofreciendo gestos obscenos a la bancada de la oposición en las Cortes o presentando ideas de tarado retrogrado, ya están sufriendo una deriva peligrosa hacia una política que se basa más en mirar como enfrentarse con el gobierno central que en mirar por la ciudadanía de sus regiones.
Tampoco tienen capacidad de presentar nada y sus programas nunca engañaron a nadie ya que desde un principio estaban vacíos de contenido real como para imaginarse que si llegaban al gobierno pudieran rellenar 4 años de legislatura con trabajo duro e ideas.
Volviendo al nuevo Gobierno de Pedro Sánchez vamos a ir conociendo a los nuevos y nuevas Secretarías de Estado y Direcciones Generales de los diferentes ministerios en las próximas semanas y estas estructuras dentro de los ministerios marcan en cierta medida la importancia que se da a un área de trabajo y la jerarquía e importancia que se da a los diferentes ámbitos que se intentan servir con estas instituciones.
Si la estructura es importante, quien va rellenando la estructura lo es aún más.
En materia de Migraciones, por poner un ejemplo que conozco, se suelen cubrir estos puestos proponiendo a alguien con un bagaje grande en temas de inmigración y que podrá sin ninguna duda aportar mucho a la parte que más trabajo demanda dentro de esta Secretaria de Estado, o bien se ofrece el puesto a un técnico sin demasiada experiencia especifica en ninguna de las áreas que cubre el ministerio…ni inmigración, ni emigración.
Parece que el área que siempre sufre es el de la emigración y seria de agradecer que por una vez se considere para este puesto a alguien que conozca un poco más de cerca los problemas que sufren 3 millones de españoles en el exterior…sin olvidar en ningún caso, ni relegar en cuanto a importancia a la inmigración.
Esta área de migraciones fue una Dirección General durante varios gobiernos volviendo a ser una Secretaria de Estado cuando el gobierno cambio de manos en 2018, otorgándole un rango y una capacidad de trabajo mayor.
En España, tanto el Secretario de Estado como la Dirección General son roles de alto nivel en la administración pública, pero existen diferencias significativas en sus responsabilidades y en los presupuestos asignados a cada entidad.
El Secretario de Estado es un cargo político de alto rango que forma parte del Gobierno. Suele estar directamente vinculado a un Ministerio y actúa como el principal asesor político del Ministro en ese área específica.
Su papel implica la toma de decisiones estratégicas y la coordinación de políticas dentro del ámbito de su Ministerio.
El presupuesto asignado a un Secretario de Estado variará según la importancia y el alcance del Ministerio al que esté adscrito. Puede incluir fondos para programas y proyectos específicos, así como para el funcionamiento general de la Secretaría de Estado.
Mientras que la Dirección General es una unidad organizativa dentro de un Ministerio y está encabezada por un Director General.
A diferencia del Secretario de Estado, el Director General es un cargo más técnico y administrativo. Se ocupa de la gestión operativa y ejecución de las políticas del Ministerio.
El presupuesto de una Dirección General se destina principalmente a financiar las actividades y programas específicos que están bajo su responsabilidad. Puede incluir fondos para personal, proyectos, gastos operativos y otros recursos necesarios para la implementación de políticas.
En resumen, mientras que el Secretario de Estado desempeña un papel más estratégico y político, la Dirección General se centra en la gestión y ejecución de las políticas dentro de un área específica. En consecuencia, los presupuestos asignados a cada uno reflejan estas diferencias en responsabilidades y funciones.
Habrá que esperar a ver como se va construyendo un proyecto de futuro mientras vemos desde la distancia la destrucción que se lleva a cabo en otros países.