“haber sido yo víctima y perjudicado de falsas denuncias de cariz sexual en el contexto educativo. salir absuelto y limpio y -sin embargo- nadie ha pedido “perdón.

"Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir" El ser víctima de un procedimiento que recurre a las “falsas acusaciones” de cariz sexual, causa un perjuicio en la persona difícil de describir de la esfera profesional, familiar, personal, social y de la salud. La denuncia falsa se produce cuando se enreda como investigado a un inocente, quien debe demostrar su inocencia o trasladar su indiferencia ante la falsas acusación.

La verdad, siempre resuelve enredos. De ahí en adelante, lo que correspondiere sería “pedir” perdón a quien se equivocó o quiso enredarse. Cuando no se “pide perdón”, se demuestra la “intencionalidad” de hacer daño utilizando esta herramienta y mantener ese empeño en el tiempo. El “pedir perdón” reconforta y -por lo menos- trasmite intención de arreglar entuertos, agravios, injurias, pero también es reconocer el error. La ausencia de “pedir perdón” es soberbia en concurso con la temeridad que cuenta el “rollo judicial”, las actuaciones realizadas que dimanan de la “denuncia falsa”. La ausencia de “pedir perdón” -tras la mentira- avala el “descrédito institucional” en el sistema educativo cuando recurre a menores -vulnerables-, de familias desestructuradas, si acaso con antecedentes en el estigma del alumnado de “fp básico”. La absolución del investigado condena a la comunidad educativa con su anuencia y velo. “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”, fue una frase simple que hizo historia y que viene al cuento en el procedimiento con número 345 21 del JUZGADO DE XINZO DE LIMIA. La despreciar “pedir perdón” traslada a la sociedad la AMBIGÜEDAD del MINISTERIO FISCAL en el juego judicial y lo espurio de su posicionamiento por tratarse de injerencias de la ADMINISTRACIÓN DE LA XUNTA DE GALICIA. El no “pedir perdón” justifica el no actuar “de oficio” para el resarcimiento del daño que la propuesta popular en el PARLAMENTO DE GALICIA viene a representar para supervisar la actuación administrativa. En la escuela y en casa, a mí, me enseñaron a pedir disculpas y así lo enseño yo. Cuando se hace, se da ejemplo y -con ello- unos enseñan y otros aprenden.

MARTIN ALVAREZ