Como viene siendo práctica habitual en política, casi todos los conflictos en el seno de los partidos se originan por incrementar las cuotas de poder a distintos niveles, algo que está sucediendo en Podemos desde hace varios meses entre pablistas y errejonistas.
Todo parecido entre la delicadeza y comportamiento inicial de sus líderes con la situación actual es mera coincidencia, demostrándose posteriormente que la pureza exhibida tampoco era tal. A modo de ejemplo, cabría citar la presunta ayuda económica recibida por parte del chavismo en forma de donación graciosa, a lo que posteriormente se unieron las corruptelas de alguno de sus dirigentes como la de Monedero y su increíble trabajo, las percepciones de Iglesias de la televisión Iraní y de las tertulias, la beca de Errejón, el piso de Espinar, etc.
Desde un principio asumieron el papel de erigirse en casta con el único objetivo de alcanzar el poder cuanto antes. Intención confesado por el propio secretario general en el 2014, cuando manifestó molestarle enormemente perder “aunque fuese jugando a las chapas”. La pretensión podemita siempre fue ganar con la colaboración y el apoyo de los medios de comunicación, si bien como todos sabemos. La estrategia no surtió el efecto apetecido por los encuentros y desencuentros con el PSOE
Situándonos en el momento actual, la llamada a la concordia efectuada por Iglesias a través de la lectura de su epístola, intentando calmar la pugna entre las dos corrientes, e incluso implorando perdón a la militancia por el espectáculo que estaban ofreciendo, perdió toda eficacia cuando horas más tarde y por culpa de la federación madrileña, se oficializó la destitución del errejonista José Manuel López como portavoz de la asamblea de Madrid por un solo voto, prueba evidente del duro antagonismo entre las dos facciones.
Los soterrados y continuos enfrentamientos protagonizados por el resentido Pablo y el zangolotino Iñigo, leninista el primero y socialdemócrata el segundo, están enrareciendo en exceso el clima del partido peligrosamente y desviándose de su principal objetivo, consistente en erigirse en dura oposición al Gobierno hasta consolidarse como su principal alternativa, marginando a los socialistas.