Todos los días, en todos los periódicos, nos encontramos, según el medio, una media de cinco artículos, de cinco columnistas. Por lo general, en los nacionales y generalistas más.
Dicen, que las revoluciones no suceden después de la segunda guerra mundial, en general, porque los poderes privados y las entidades e instituciones públicas y sus poderes, saben, muy aproximadamente, por distintos modos y medios, lo que sucede en la sociedad. Conocen estadísticamente, lo que está sucediendo, en la realidad, teniendo en cuenta, decenas o cientos de vectores o factores. Saben la leche que se produce, las personas que no trabajan, las que no quieren hacerlo y las que no pueden, los estudios reales de las personas, etc.
Y, con todos ellos, hacen un mapa sociológico y mental de lo que sucede. Además, las ciencias sociales han avanzado mucho en el siglo veinte, y, por tanto, pueden interactuar e interrelacionar factores y vectores, realizados esos estudios por personas profesionales y académicamente tituladas. Con lo cual, disponen de medios y de modos muy exactos, saben muy exactamente, lo que sucede en todos los ámbitos de la realidad. Otra cosa, es que después, digan otra cosa, finjan otras explicaciones y otras realidades.
Además, el conocimiento de la realidad y trozos y segmentos y nichos de la realidad, por parte de los poderes, sean públicos o privados, ha dado un salto cualitativo, antes tenían que visitar las universidades, y encargar, estudios a departamentos específicos, y, así, les indicaban las situaciones concretas, incluso soluciones posibles. Pero ahora, desde hace unas décadas, han inventado el concepto de “think tank”, que viene a ser, un paso más elevado a lo anterior. Tienen un problema o una cuestión, y encargan a un grupo de especialistas, interdisciplinarios, de todo el mundo, los que crean los mejores, que les estudien y analicen dicha cuestión, y, les aporten una solución o varias. Y, así, de ese modo, se elevan sobre el conocimiento de las universidades…
Por eso, apenas se produce el esplendor de los intelectuales del pasado, ya no existen esas figuras, Unamuno, Ortega en España, Sartre, la Escuela de Frankfurt en Europa, que fijaban, en muchos sentidos los temas a tratar, los modos, las discusiones, las polémicas intelectuales. Esta es una de las razones, de que los intelectuales, incluyendo también catedráticos de universidades, sus opiniones e ideas y razones, siendo importantes, no son las más importantes y esenciales, porque ya se dispone, de “equipos y grupos de investigación, sean universitarios o por departamentos, o sean transversales, de distintas universidades, los tanques de ideas…”.
Pero, no nos hemos desviado del tema. Los articulistas, en décadas anteriores, digamos, desde la mitad del siglo diecinueve, hasta la mitad del siglo veinte, en España, hasta un poco más tarde, han tenido una enorme importancia e influencia. Las opiniones de especialistas, plasmadas en medios de comunicación –papel, digital, radio, televisión, blogs, Internet, Webs particulares de entidades públicas o privadas-, han tenido un grado de importancia, porque han reflejado corrientes de opinión.
Pero sabemos cuánta leche o vino o aceite se produce, muy aproximadamente, pero no sabemos, muy bien, cuánta producción de “leche o vino o aceite de artículos y columnas de opinión se producen en un marco temporal y, en un marco espacial o geográfico”.
Y, pienso que ambas realidades son importantes. Sean modestamente importantes… Digamos, pongamos por caso, por poner una arquitectura simbólica, poner una cantidad en un problema matemático: Imaginemos, que una persona escritor o periodista, publica dos artículos a la semana, y, pongamos por caso, que ha empezado a los veinte años. Con lo cual, redondeemos, cincuenta semanas al año, por dos artículos, serían cien. En diez años, ha publicado mil artículos o columnas. Hemos puesto cincuenta años de plazo temporal. Desde los veinte a los setenta. Con lo cual, serían cinco mil crónicas, comentarios, artículos, columnas de opinión. Pongamos esta media…
Si la persona, ha redactado de media, tres a la semana, en el mismo espacio temporal, tendríamos en cinco décadas, siete mil quinientos… Pongamos que los articulistas y columnistas, que conocemos desde hace décadas en la prensa, han publicado, una media entre cinco y diez mil artículos y columnas… como comprenderemos es una enorme riqueza y variedad interpretativa… Ya sabemos que a Umbral, Alcántara, Ruano, A. Sánchez, Ussia, Ansón, Martínez –de Murcia-, Pemán, Plà, Cunqueiro… se les achaca al menos quince mil…
Hay que citar a los cientos de columnistas, que en periódicos provinciales, locales, comarcales, regionales, que no son profesionales, porque no cobran unidades monetarias, pero que han batido las campanas de las palabras, durante lustros o décadas. Y, que en número de columnas, podrían ser similares a los anteriores, de los niveles nacionales o de la prensa generalista…
Pero tenemos una carencia, deberían existir uno o varios centros de, al menos, acumulación de la información sobre el periodismo y el articulismo. Una ficha de cincuenta líneas, por persona. Algo de la biografía, algo de la bibliografía, algo de los enlaces a sus páginas. Así, de ese modo, habría un panorama más exacto o aproximado sobre el periodismo y el articulismo, a nivel provincial, regional, nacional… Así, sería la base para posteriores estudios… ¡Una, riqueza cultural, buena o verdadera o menos buena o verdadera, que está durmiendo en los silencios de los anaqueles de papel o electrónicos…! ¡Cuándo vendrá el príncipe que despierte a la princesa dormida…!
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Fin artículo 3.917º: “Cuántas columnas escriben los articulistas profesionales”.